Usos y orígenes del protocolo y las relaciones públicas

2 marzo, 2020
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No todo el mundo sabía que en el año 2019 se cumplió el centenario de la primera empresa consultora de las relaciones públicas del mundo, ni todo el mundo sabe todavía qué es exactamente el protocolo.

Por eso recomendamos dos de los artículos de la revista COMeIN, de los estudios de comunicación: “¡Buen siglo nuevo!” de Ferrán Lalueza, y “¿Para qué sirve el protocolo?” de Elisenda Estanyol. Estos dos profesores de la UOC nos abren un camino dentro de la historia y la profesión de las relaciones públicas y de la comunicación corporativa.

Lalueza, por su lado, explica los inicios de las relaciones públicas, protagonizados por Edward Bernays y Doris E. Fleischman el año 1919, cuando crearon una empresa dedicada a asesorar a quien lo requiriera. Fue, de hecho, Bernays quien, después de la Segunda Guerra Mundial, “puso los conocimientos y habilidades adquiridos en el campo de la comunicación persuasiva [propagandística] al servicio de incontables empresas, instituciones, personalidades, entidades no lucrativas y causas de varias índoles”.

El autor explica, así, como pasaban las relaciones públicas de ser un aspecto de las comunicaciones que ni siquiera se trataba como ciencia o profesión, a verse como una disciplina científica para la cual se necesitan ciertos conocimientos previos. No es, quizás, que no existieran previamente, sino que como ellos empieza una profesionalidad que antes no se planteaba.

Además, el autor muestra también como la definición de esta disciplina ha ido evolucionando junto con la sociedad y las herramientas que se han tenido. Los conocimientos aplicados a una guerra pasan de tener finalidades destructivas a constructivas, cambian con los cambios de la sociedad. E igual que el mundo empezaba un proceso de democratización de las sociedades, a las relaciones públicas se empezaba a forjar una idea que acabaría dominando, como explica Lalueza: “la sociedad debía ser escuchada, no meramente aleccionada, y las corporaciones también debían hacer esfuerzos para adaptarse a los intereses de sus públicos”.

Así llegamos a la definición del 2012 de la Public Relations Society of America (PRSA): “Las relaciones públicas son un proceso estratégico de comunicación que construye relaciones mutuamente beneficiosas entre las organizaciones y sus públicos”. Ahora las nuevas tecnologías permiten un gran desarrollo, pero implican riesgos; no obstante, Lalueza se mantiene en el deseo de aprovechar el nuevo siglo para “resolver estas carencias”.

Dentro de la profesionalización de las relaciones públicas como tal encontramos herramientas que ayudan a llevar a cabo algunas de las tareas de dicho oficio. Así inicia su artículo Elisenda Estanyol, directora del Máster en Comunicación Corporativa, protocolo y eventos de la UOC: “el protocolo es una herramienta increíblemente útil, creada precisamente para facilitar la organización de los actos y contribuir a hacer que todo el mundo se sienta cómodo”.

La autora quiere romper con la idea de que el protocolo es anticuado para reivindicar su importancia y utilidad, y por eso es necesario tener claro a qué nos referimos cuando hablamos de protocolo. Elisenda, por tanto, propone una definición simple pero eficaz al decir que, cuando hablamos de protocolo, “nos referimos a las normas que regulan la organización de los actos públicos; es decir, los que están financiados por las administraciones e instituciones públicas”.

E igual que pasa con la idea de las relaciones públicas que hemos visto en el primer artículo, en este la autora deja de nuevo un mensaje muy claro: “siempre debe estar al servicio de la ciudadanía”.

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