José Luis Martínez sobre el 25º aniversario de Mediapro: «Con, por y para sus empleados»

27 enero, 2020
Fotografía de Jose Luís Jose Luís

Gigantesco evento de magnitudes logísticas de alto nivel y elevada complejidad técnica y operativa, es lo que fue este acto conmemorativo en el que se celebró – durante los días 14, 15 y 16 de junio del 2019 – el aniversario “de plata” de la empresa privada Mediaproducción, S.L.U.

9.000 personas entre empleados y familiares, de varias ciudades españolas, en un evento de tres días y con celebraciones simultáneas en otras tantas ciudades del planeta. Un evento corporativo que hizo partícipes a todos sus empleados como herramienta de motivación agradeciendo su labor, fomentando la relación entre ellos y elevando su nivel de satisfacción y pertenencia, donde además se invitó también a sus familiares para que pudieran compartir tal sensación y emoción, interiorizando así el momento y haciéndolo permanecer en el recuerdo.

Por el impacto, la relevancia y la noticiabilidad del conjunto, se convirtió en un evento con carácter promocional y un alto contenido “marketiniano” al buscar fortalecer la imagen de empresa a nivel externo. Así pues, se buscaron estratégciamente las reacciones de empowerment engagement y, por las dimensiones, la repercusión mediática estuvo casi servida en bandeja.

Organizativamente el evento tenía un planteamiento inicial básico, pero complejo a su vez: cómo y dónde celebrar el aniversario, con tan elevada cantidad de invitados, todos ellos repartidos por toda la geografía nacional. Una vez conseguido este hito, llegaban nuevos: dónde concentrarlos, qué hacer con ellos y qué actividades ofrecer.

Preguntas complejas que quedan respondidas mencionando un único lugar, PortAventura World, una pseudociudad autosuficiente en todos los sentidos: alojamiento, hostelería, actividades y espectáculos para todos los gustos y edades; y  en la cual se dispuso de uno de los parkings así como los seis hoteles del recinto. Como comentó Laura Valdeolivas, directora de PortAventura Business & Events., «Mediapro no contrató simplemente un espacio donde organizar su evento, sino que buscó un partner que le ayudara a gestionar y organizar una parte importante del mismo», cosa que hizo que se obtuviera un apoyo operativo y logístico impresionante al poder contar con la experiencia, los medios y los recursos del parque.

Al propio acontecimiento se sumó el viaje a gastos pagados para todos los invitados, usando la estrategia de los viajes de incentivo. Esto conllevó un colosal esfuerzo organizativo y logístico para coordinar el traslado por tierra y aire de los 9.000 invitados, para lo que se dispuso de una app que proporcionaba información actualizada y de interés. Pero no la utilizaron el 100% de los asistentes, siendo necesaria la habilitación de una línea telefónica de atención directa, lo que demuestra que no todo el mundo está digitalizado y que queda mucho camino por recorrer.

Ya en el recinto, la escenografía y decoración fueron sencillas y poco invasivas, solamente destacable el único espacio neutral de PortAventura World: el aparcamiento donde se construyó el hospitality, la estructura cubierta y el escenario. Un espacio que permitía crear un micromundo personalizado y corporativamente ambientado, que además fue el punto de entrada y de concentración del acto principal, la fiesta de la noche del sábado.

El hecho de que fuese poco invasiva provocó que fuera de este hospitality se perdiera completamente la visión de marca, evidenciando entonces dos mundos completamente independientes: el mencionado hospitality y el propio parque de atracciones. Y es justo en este aspecto donde hubiera sido un gran punto fuerte poder potenciar la presencia de la imagen de marca. El parque de atracciones es un generador de ilusión, alegría, diversión, adrenalina, descanso, satisfacción y sentimientos que Mediapro podría haber aprovechado para hacerlos suyos y fusionarlos con el sentimiento de marca. Hubiera sido realmente impactante ver el Dragon Khan vinilado con la gráfica de la empresa. Aunque el hecho de que no fuera de uso exclusivo era comprensiblemente limitador, y en este punto la solución fue bastante adecuada: se entregaron camisetas, gorras y bolsas personalizadas, así como gafas de sol para los más pequeños, convirtiendo así a los invitados en portadores de la marca allá donde iban.

En el escenario – muy estándar y con todo lo imprescindible, pero sin más innovaciones que las dos pantallas laterales verticales que servían de refuerzo puntual visual para la principal – se disfrutó de un viaje por los 25 años de historia, se realizaron reconocimientos a los ganadores de la Media Cup de fútbol sala y de pádel y se vivieron conexiones vía satélite con las distintas ciudades del mundo donde Mediapro tiene presencia y que, con España, también estaban de celebración, lo cual redefinió el evento como un acto internacional.

La arquitectura basada en líneas rectas, formas rectangulares y colores oscuros se orientó a concentrar la atención en las pantallas y lo que pasaba en el escenario. Incluso destacando las grandes dimensiones y la gigantesca estructura cubierta construida para la ocasión, se echaba en falta algo más de espectacularidad en la escenografía y la decoración. Mención rápida a la técnica y los medios audiovisuales que, como era de esperar, estaban a la altura de una empresa especializada en este sector, pero también podría haberse aportado, de nuevo, un poco más de espectacularidad y refuerzo tecnológico. Críticamente hablando el conjunto quedaba entonces un tanto básico y simplista, pese a que hubiera sido un buen momento para mostrar el poderío tecnológico y audiovisual de Mediapro.

Como presentadores se contó con la presencia de Oscar Dalmau, Oscar Andreu y Anna Simón, buena elección ya que aportaron el toque humorístico y dinámico, así como un carácter relevante y espectacular al ser a caras tan conocidas del panorama televisivo, aspecto muy interrelacionado con el negocio de la empresa.

El bloque final, centro de toda la celebración, se concentró en la noche del sábado con un espectáculo musical que incluía distintos estilos como música electrónica, una orquesta sinfónica con más de 60 músicos, un DJ y el concierto del grupo Maestro y todo ello ornamentado con espectáculos pirotécnicos, de luces y proyecciones.

Como conclusión, destacar que fue una espectacular celebración lúdica alejada de responsabilidades profesionales, aunque no para todos, por lo que es preciso reconocer el gran trabajo en la gestión y control del evento y otros recursos dedicados al buen funcionamiento del acto en el que estuvieron ofreciendo lo mejor de ellos para que fuera, y así fue, un verdadero éxito.

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Autor / Autora
Graduado del Máster universitario de Comunicación corporativa, protocolo y eventos de la UOC
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