Josep Solano: «El trabajo de periodista corresponsal, si se quiere hacer bien, requiere mucha dedicación»

7 abril, 2021
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Josep Solano es periodista y escritor. Ha trabajado en redacciones de varios medios de comunicación en países como Francia, Andorra o Bélgica. Actualmente es periodista corresponsal en Tokio para el diario El Punt Avui y otros medios europeos, y es profesor colaborador del Grado en Comunicación de la UOC. Con él conversamos sobre cómo es el día a día del periodista corresponsal, sobre Japón y algunas cosas más. 

¿Qué te lleva a trasladar tu vida a un país como Japón? ¿Cómo te preparas para este reto profesional?

La decisión de ir a vivir a Japón la tomamos conjuntamente con mi pareja por varios motivos personales y profesionales a finales de 2019. Tuve poco tiempo para prepararlo todo ya que en poco menos de un mes tuve que reorganizar toda mi vida personal y profesional.

La preparación ante este reto profesional fue muy corta pero intensa. A pesar de que ya conocía perfectamente el país y la cultura de acogida, los modos de hacer y trabajar son muy diferentes. Japón y, Asia en general, son país y un continente extremadamente diverso y muy diferente en Europa. Uno se da cuenta que no es lo mismo vivir aquí, que venir a pasar unos días de turista. Hay realidades totalmente desconocidas que a menudo son ignoradas.

Hace un año que llegaste a Japón como periodista corresponsal, con el mundo paralizado por la pandemia. ¿Cómo te sitúas y empiezas a trabajar?

No es del todo así: yo aterrizo en Tokio el día de Reyes del año pasado. Entonces los medios catalanes ni siquiera publicaban noticias breves sobre lo que se estaba cociendo en China respecto la pandemia; sólo los medios internacionales en empezaban a hablar tímidamente y nadie tenía la ligera sospecha de lo que acabaría pasando días más tarde.

Japón
Imagen de Vital1na

Los primeros días me dediqué a organizar y montar lo que más adelante sería mi oficina operativa y empecé a hacer los primeros trámites ante las autoridades, que se preveían largos, y así fue. En menos de diez días, ya me llamaron los de El Punt Avui preguntándome si ya estaba operativo para poder trabajar porque el tema del virus ya estaba empezando a aparecer en las principales cabeceras e informativos de todo el planeta. Hasta que el virus no llegó a «casa», fue un no-parar porque había una necesidad de saber lo que pasaba.

Aquí, en Japón, estuvimos haciendo vida totalmente normal hasta que no llegó el famoso barco Diamond Princess a principios de febrero, con los primeros casos detectados. Pero no fue hasta bien entrado el mes de abril que la situación comenzó a cambiar y se tomaron las primeras medidas serias.

¿En qué situación, a nivel de restricciones, vacunas, etc. se encuentra el país, y cómo esto condiciona tu trabajo?

Actualmente, las cuatro prefecturas de la región metropolitana de Tokio están en situación de Estado de Emergencia formal. Esta declaración de Estado de Emergencia no pretende detener la mayoría de las actividades socioeconómicas, sino más bien centrarse en situaciones con un alto riesgo de infección y asegurar contramedidas efectivas y dirigidas. Así pues, una buena parte de la población hace vida prácticamente normal, yendo a trabajar y comprar como es habitual, con medidas de higiene reforzadas y fomentando el teletrabajo. Hay pocos ámbitos económicos afectados directamente pero dos que son muy importantes, como son el turístico y el de la restauración, reciben ayudas directas por estar cerrados.

En el Estado de Emergencia de la pasada primavera, algo que me llamó bastante la atención es que constitucionalmente y por ley, el gobierno no puede decretar un confinamiento como los que se han hecho o se están haciendo en Europa o China: el gobierno solicitó a las empresas que promovieran el teletrabajo y los ciudadanos que se quedaran en casa y la mayoría de ciudadanos obedecieron esta petición del gobierno. Desde entonces me mudé y trasladé el trabajo a la oficina de casa ya que por cuestiones de diferencias horarias era mucho más práctico.

A nivel periodístico, lo que más me sorprende es la rigurosidad, la seriedad y la autoexigencia que manejan muchos colegas japoneses.

A nivel de restricciones, personalmente no he vivido ninguna. Sólo la pasada primavera vi algunas tiendas cerradas y restaurantes (karaokes, bares, etc.) cerrados por la noche pero por lo demás, prácticamente vida normal. Lo más destacable es que desde el mes de febrero, prácticamente todas las gestiones, trámites, reuniones etc. se hacen de manera telemática lo que provoca que muy a menudo no se conozca personalmente los interlocutores con los que se trata personalmente.

Por otra parte, aquí aún no ha comenzado una vacunación masiva como sí se ha hecho en otros países… Y ¡estamos a mediados-finales del mes de marzo! Me sorprende que la tercera economía del planeta, como es Japón, aún esté en sus primeros pasos en temas de vacunación. De momento, sólo el personal sanitario se ha vacunado y llevamos muchas semanas de retraso respecto a otros países en este sentido. Me resulta incomprensible, especialmente porque, teóricamente, se deben celebrar unos Juegos Olímpicos este verano.

A diferencia de otros lugares donde has trabajado como periodista, ¿qué te sorprende más?

En Europa, incluso a las instituciones europeas donde estuve ejerciendo durante más de una década, los procedimientos administrativos suelen ser muy sencillos e incluso informales a nivel procedimental pero, en cambio, en Japón suelen ser bastante estrictas en estos ámbitos. A nivel periodístico, lo que más me sorprende es la rigurosidad, la seriedad y la autoexigencia que manejan muchos colegas japoneses.

¿Qué características tiene el periodismo internacional?

El trabajo del periodista corresponsal
Imagen de Anete.

Al estar a cargo de dos continentes tan ricos y plurales como Asia y Oceanía supone que, en primer lugar, hay que saber mucho sobre la historia y cultura de todos estos países y uno tiene que estar informado de lo que pasa. Esta especialización es una de las principales características que lo hace de especial interés. Algunos periodistas, e incluso diría que algunos responsables de la sección internacional de algunos medios, tienen la tendencia a informar basándose sólo en lo que importa a la audiencia del país y no en lo que realmente es importante a nivel internacional, especialmente dando relevancia a hechos a veces poco trascendentes por el mero hecho de producirse cerca. La tarea del corresponsal extranjero es ayudar a los ciudadanos a comprender lo que está sucediendo en otras sociedades, explicando el cómo y por qué estos hechos o eventos pueden incidir en sus propias vidas.

Los Juegos Olímpicos se celebrarán en Japón el próximo verano de 2021. Se trata de un evento enorme y para un periodista corresponsal supone una cobertura histórica. ¿Cómo será esta cobertura?

Sinceramente, todavía no me lo puedo imaginar. Aunqué están anunciados, no me hago a la idea de que se vayan que celebrar. Podría darse el caso de una cuarta ola que impidiera nuevamente la celebración de este evento debido a un nuevo relajamiento de las medidas después del actual Estado de Emergencia, combinado con el hecho de que la inmensa mayoría de la población no está vacunada y ni siquiera hay un plan fijo para la vacunación. En todo caso, serán los Juegos Olímpicos más extraños y atípicos de la historia de los Juegos desde su origen hace casi 2.800 años. Algo bastante interesante será ver si los valores del olimpismo serán respetados en una situación tan especial como la que estamos viviendo.

¿Qué rol juegan los social media en el periodismo y, concretamente, en una corresponsalía?

Social Media
Imagen de  dole777.

Las redes sociales no sólo pueden convertirse en una extensión de la corresponsalía sino que pueden convertirse en mucho más: pueden ser fuentes de contacto o de información oficial y no oficial, herramientas para contrastar informaciones, herramientas de participación e interacción en el discurso público, detectar nuevos temas que no son mainstream y también pueden servir para hacer difusión de información del propio medio o medios por los que se trabaja.

Sin embargo, hay que ser muy prudentes en su utilización ya que hay mucha gente que también las emplea para generar desinformación y confusión. Aunque soy activo en las redes, personalmente trato de no emplearlas intensivamente. Actualmente, sin embargo, intento concienciar de la importancia que tiene Asia en nuestro entorno ya que muchas informaciones que podrían ser interesantes para los lectores de nuestro país (empresarios, emprendedores, viajeros, etc.) no reciben la atención que sí reciben países vecinos. Eso nos puede hacer dejar de ser plurales, competitivos e incluso impedir tener una visión global de lo que ocurre en todo el mundo.

La tarea del corresponsal extranjero es ayudar a los ciudadanos a comprender lo que está sucediendo en otras sociedades, explicando el cómo y por qué estos hechos o eventos pueden incidir en sus propias vidas.

¿Cuáles son tus referentes periodísticos en materia de corresponsalía?

Cuando estuve en Bruselas, tuve la ocasión de coincidir con Jean Quatremer, periodista corresponsal de Libération a las instituciones europeas, y muchos otros colegas de referencia. En general, los países francófonos tienen periodistas muy profesionales y de referencia del que se puede aprender cada día. De nuestro tuve la ocasión de coincidir de una manera u otra con grandes compañeros de aquí como Sandra Buxaderas, Griselda Pastor, Albert Segura y Martí Anglada en Bruselas y ahora tengo el honor de compartir medio con compañeros como Joan Cabasés Vega o Alba Sidera, que hacen un trabajo encomiable.

¿Cómo es el día a día de un periodista corresponsal?

Supongo que mi experiencia es diferente a los corresponsales que están en países europeos o en Estados Unidos por el desfase horario. Normalmente me levanto temprano y aún puedo ver la última hora de lo que ocurre en Europa mientras desayuno. Me pongo a trabajar en la oficina, sigo los temas de agenda del día (presencialmente o a distancia, dependiendo del tema) y, paralelamente, hago seguimiento de los principales temas de actualidad en la región del Asia-Pacífico.

A media tarde ordeno los temas principales del día y hago propuestas de temas para que las tengan en el correo antes de las 11 de la mañana. No es hasta la noche que no me confirman el tema o temas a desarrollar y entonces toca redactarlos y enviarlos a la redacción. El trabajo de periodista corresponsal es un trabajo que, si se quiere hacer bien, requiere mucha dedicación.

A menudo se dice que la vida de un corresponsal es solitaria. ¿Cómo ha afectado la pandemia en tu trabajo?

Si uno no pertenece a un gran grupo mediático, un gran medio o agencia que disponga de oficinas, uno de los principales retos y problemas es la soledad y el sentimiento de alienación que se puede experimentar, especialmente al principio. A pesar de que como periodista uno está mejor informado de lo que pasa, muy a menudo es complicado interactuar con buenas fuentes, y este hecho se ha visto especialmente agravado con la pandemia.

Sin embargo, existe el Centro de Prensa Extranjera de Japón que ayuda a los periodistas extranjeros que cubren el Japón y Asia a tener una mejor comprensión del país. Y a pesar de que prácticamente todos los contactos que he hecho con esta organización han sido a distancia, hay que decir que han sido extremadamente atentos y colaborativos.

¿Cuál ha sido la experiencia más gratificante profesionalmente que has vivido en Japón? ¿Y la menos gratificante?

La más intensa, sin duda, ha sido cubrir los acontecimientos relacionados con el 75 aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica y de fin de la guerra el pasado verano. Una experiencia que no se puede describir con palabras. La menos gratificante es la constante de no poder desarrollar una tarea más presencial y de contacto tête à tête con todo el mundo.

Imágenes de Evgeny Tchebotarev.

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